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LA BENDICIÓN DE SALOMÓN

Algunos hermanos afirman que el segundo mandamiento del Decálogo solamente prohibe las imágenes que son objeto de culto, por tanto abogan porque en nuestra iglesia se permita usar libremente las imágenes comunes, es decir, las que no sean ídolos, y para ello se apoyan en la siguiente cita bíblica:

"Y como Salomón hubo acabado la obra de la casa de Jehováh, y la casa real, y todo lo que Salomón quiso hacer, Jehováh apareció a Salomón la segunda vez, como le había aparecido en Gabaón. Y díjole Jehováh: Yo he oído tu oración y tu ruego, que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que tú has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días. Si tú anduvieres delante de mí, como anduvo David tu padre, en integridad de corazón y en equidad, haciendo todas las cosas que yo te he mandado, y guardando mis estatutos y mis derechos, yo afirmaré el trono de tu reino en Israel para siempre, como hablé a David tu padre, diciendo: No faltará de ti varón en el trono de Israel". 1Rey.9:1-5.

Con esta cita de las Sagradas Escrituras procuran demostrar que Dios se le apareció a Salomón y le prometió su bendición después que él había adornado con imágenes su gran trono, pero si estudiamos cuidadosamente el relato bíblico nos daremos cuenta que no fue así.
Esta cita de 1Rey 9:1-5 es paralela con 2Cron.7:11 y 12. Es cierto que en ambos lugares dice que Dios se apareció a Salomón por segunda vez después que terminó de construir el templo y la casa real, pero eso fue en el año 24 de su reinado, cuando todavía él no había hecho el trono de marfil que cubrió de oro y adornó con figuras de leones, que dicho sea de paso, fueron las únicas imágenes que hizo por propia voluntad, pues las otras, las que hizo en el templo, las hizo en obediencia a una orden divina.
Si seguimos leyendo después de las citas ya señaladas, y comparamos 1Rey.9:10-12 con 2Cron.8:1-2, nos daremos cuenta que, para poder terminar de construir su palacio, Salomón recibió un préstamo de Hiram, rey de Tiro, y cuando intentó pagar la deuda cediendo 20 ciudades del norte del país, Hiram no las aceptó, por lo cual Salomón las tomó de nuevo y se dedicó a reedificarlas, lo cual supone que siguió endeudado y tuvo que ingeniárselas para pagar la deuda de otra manera. Fue entonces cuando, en sociedad con Hiram, construyó una flota naviera que les permitió una gran actividad comercial con el oriente, trayendo mucho oro de Ophir (supuestamente la India), lo cual le permitió aumentar considerablemente sus riquezas. Seguidamente se relata la visita de la reina de Seba, que también trajo mucho oro a Salomón, y después de todos esos pormenores es que los cronistas se refieren a la construcción del trono de oro y marfil, donde estaban colocadas las 14 figuras de leones. Véase especialmente 1Rey.10:18-20 y 2Cron.9:17-19.
Si comparamos lo que dicen distintos diccionarios bíblicos acerca de la vida de Salomón, podremos comprender mejor lo que de él se dice en los libros 1 de Reyes y 2 de Crónicas, lo cual se puede resumir así:
Salomón tenía aproximadamente 20 años de edad cuando comenzó a reinar, y 4 años más tarde comenzó la construcción del templo, en lo cual tardó 7 años. Seguidamente empleó 13 años en la construcción de la casa real (20+4+7+13=44). De aquí se saca en conclusión que hacía 24 años que estaba reinando, y tenía 44 años de edad, cuando Dios se le apareció por segunda vez manifestándole su aprobación por lo que había hecho hasta entonces, y prometiéndole bendiciones si seguía andando en los caminos de David su padre y guardaba todos sus estatutos y sus derechos.
Después de esa aparición Salomón siguió reinando 16 años más, o sea 40 en total, pues murió a los 60 años. En esa última parte de su reinado fue que Salomón logró controlar el monopolio del comercio terrestre (caravanas) y marítimo, lo cual le permitió salir de deudas y acrecentar en grado sumo sus riquezas, su poderío militar (caballos y carros) y sus mujeres, contraviniendo así al mandato divino según Deut.17:14-20. Fue en esa etapa de opulencia regia, pero de decadencia espiritual, que Salomón mandó colocar las 14 figuras de leones en un trono cubierto de oro y de marfil, varios años después de que había terminado la construcción de la casa real, y por tanto varios años después de que Dios se le apareció por segunda y última vez. No es cierto, pues, que ya él había introducido imágenes en su palacio cuando Dios le prometió su bendición.

Ob. B. Luis, enero de 1996.